La cocina boliviana tiene numerosos elementos comunes con la gastronomía de los países vecinos, especialmente el consumo de productos considerados típicamente regionales. Sin embargo, debido a la variedad de zonas climáticas, la cocina boliviana es muy rica y diferenciada según la tradición culinaria de cada región.
La gastronomía boliviana tiene unas profundas raíces étnicas, europeas y árabes, transformadas por el mestizaje y los diferentes momentos históricos que el país ha experimentado, la gastronomía boliviana ha sumado platos, diferentes mezclas y preparados a una larga lista que abarcan todas las variedades de la comida boliviana.
En los platos de la zona del altiplano boliviano abundan las féculas e hidratos de carbono, como por ejemplo la patata o papa, ingrediente que suele acompañar la mayoría de los platos, especialmente las patatas deshidratadas llamadas chuño o ch’uñu. Y la infaltable salsa picante llamada llajwa.
En los valles subandinos bolivianos se produce una gran variedad de frutas y vegetales, granos y legumbres. Sin embargo, el producto más importante es el maíz, del cual existen muchas variedades.
En las tierras bajas o llanos, la yuca reemplaza a la papa y es más frecuente el uso de hortalizas. Se produce azúcar, plátanos, almendras, frutas tropicales, soja y carne de res; también se produce platos elaborados sobre la base de maíz.
El chipilo, tradicional del departamento del Beni, es el plátano verde cortado en láminas muy delgadas y frito en aceite. Su sabor se asemeja a una galleta salada.
Entre los postres bolivianos, destacan los pasteles de dulce, el queso de cabra y el dulce de lacayote. Bebidas típicas están la chicha, la yerba mate, el api y el mate de coca, así como bebidas alcohólicas como el singani el licor nacional del país, vinos, chicha, aloja.